¿POR QUÉ EL GATO DESGARRA LA TELA DE SU SILLÓN FAVORITO?
La respuesta
habitual es que el animal se afila las uñas. Esto es verdad, pero no de la
manera que la mayoría de personas se imagina. Les parece que afilan los puntos
mellados, a la manera como nosotros afilamos los cuchillos desafilados. Lo que
realmente ocurre es que se arrancan las vainas viejas y gastadas de las uñas,
revelando unas brillantes uñas nuevas por debajo. Es algo que se parece más a
como la serpiente muda de piel que a afilar un cuchillo de cocina. A veces,
cuando la gente pasa la mano por el lugar en que el gato ha estado arañando el
mueble, encuentra lo que cree una uña arrancada, y teme que el animal,
accidentalmente, las haya metido en las fibras fuertes del tejido y se haya
lastimado. Pero “la uña arrancada” no es otra cosa que la vieja capa exterior,
preparada para que la eliminen.
Los gatos no
efectúan esos poderosos actos tipo suavizador con las patas traseras. En su
lugar, emplean los dientes para morder las viejas vainas de las uñas de atrás.
Una segunda
función del suavizamiento de las patas delanteras es el ejercicio y
fortalecimiento del mecanismo de retracción y protrusión de las garras, tan
vital para capturar a las presas, luchar con los rivales y trepar.
Una tercera
función, insospechada para la inmensa mayoría de la gente, es la de marcar el
territorio por los olores. Tienen unas glándulas odoríferas en la parte
inferior de las garras delanteras, que frota vigorosamente contra la tela del
mueble donde ha clavado las uñas. Al suavizar rítmicamente, garra izquierda,
garra derecha, el olor se adhiere a la superficie de la tela y lo frota,
depositando su firma personal en el sillón. Y ésta es la razón de que sea
siempre nuestro sillón favorito el que sufra la máxima atención, porque el gato
lo que hace es responder a la propia fragancia personal, y añadir la suya a la
humana. Algunas personas compran un costoso poste en las tiendas de animales
domésticos, cuidadosamente impregnado con nébeda para hacerlo más tentador, y
se ven amargamente decepcionadas de que el gato ignore rápidamente el
instrumento y vuelva al mueble. El colgar del poste una vieja y sudada camiseta
ayuda más a resolver el problema, pero si un gato ya ha elegido un sillón o una
parte especial de la casa, como su “ lugar para suavizarse “, en dicho caso es
tremendamente difícil alterar ese hábito.
En su
desesperación, algunos dueños de gatos recurren a la práctica cruel de quitarles
las uñas a sus animalitos. Aparte del daño físico que eso supone, también
resulta Psicológicamente perjudicial para el gato y lo coloca en seria
desventaja en las persecuciones en que deba trepar, en la caza y en las
relaciones sociales felinas. Un gato sin uñas no es un verdadero gato.
FUENTE:
DESMOND MORRIS OBSERVE A SU
GATO
No hay comentarios:
Publicar un comentario